¡Muy buenas, troperos!
Este finde conseguí sacar tiempo, por fin, para ir al cine a ver
“Resident Evil: The Final Chapter”, la sexta y última entrega cinematográfica
de esta saga, y la verdad es que la disfruté bastante. ¿Debo echarle la culpa a
mis bajas expectativas previas hacia ella o, por el contrario, existen algunos
aspectos positivos de la misma que la salvan? Analicémoslo.
LA SAGA RE Y CÓMO SER UN BUEN ESPECTADOR DE LA MISMA:
La primera película de RE se estrenó en 2002 y, por aquel
entonces, yo aún era bastante crío. Siempre me pareció la mejor de la saga por
lo claustrofóbica que me resultó (me pasa lo mismo con Rapture frente a
Columbia en la saga "Bioshock"). Las tres primeras entregas me las tragué de pequeño, siendo
suficientemente avispado para darme cuenta de que la tercera superó a la segunda,
por mucho que molase Jill Valentine (Sienna Guillory) fumando pitis…
La cuarta y la quinta me las comí mientras estudiaba el
graduado y claro, ir al cine con los compañeros de audiovisuales a ver
películas como RE es la mejor manera de acabar pensando “Joder, sí. Tenéis
razón. La peli ha sido una puta mierda”.
No obstante, siempre he tenido muy claro que estos largometrajes
hay que verlos como hay que verlos. Si pretendes ir como espectador erudito vas
a salir muy contento, pero sólo porque vas a tener mil argumentos con los que
justificar, de forma muy argumentada, los fallos que tiene. No es la forma de
ir a ver esta saga, ni de disfrutarla. Ver una peli de RE es como emborracharse.
Sabes que vas a sufrir cierto daño neuronal, pero te lo vas a pasar de puta
madre.
Teniendo en cuenta esto, la quinta y última entrega ha
dejado contento a mi niño interior, a mi faceta fan de las pelis de zombies y,
en cierto modo (y nótense los matices), a mi yo crítico para con los aspectos
formales de un producto audiovisual.
Fotografía sacada de la página oficial de Facebook. |
HABLEMOS DE LA PELÍCULA. UN POCO DE TODO: (alerta spoilers)
Comentemos pues aquellas cosas que a mí me han llamado especialmente la atención, para bien y para mal.“Exposition” inicial:
La película comienza con una buena dosis de información.
Creo que es conveniente huir de este recurso, pero acepto que puede ser pasable en una película de este
estilo. Es un poco entre “vamos a hacer que cualquiera que no tenga ni idea de
las anteriores películas se pueda enterar de algo” y “voy a cascar un huevote
de información al principio para justificar el dar paso a unas cuantas escenas
de acción pura y dura con diálogos escasos”. Lo acepto porque explican quién es
la Reina Roja y cuál era el objetivo fundamental de Umbrella.
Espacios abiertos devastados:
Un punto fuerte de la película es remontarse a los tintes de
la tercera entrega, mostrando unos entornos totalmente devastados, por tantos
años de apocalipsis, en los que los monstruos han diezmado casi por completo a
la raza humana. Esa desertización apocalíptica que nos presentaba Resident Evil
3, y que se esfumó en las entregas 4 y 5, ha vuelto, y doy gracias por ello.
Buenas coreografías, pero cámaras con párkinson:
A mí personalmente, me han gustado las
peleas. Las coreografías me resultaron más realistas y menos artificiales que en otras entregas.
Eso sí, y no sé si ha sido una especie de guiño de Paul W.S. Anderson, me ha
llamado la atención que volviese a meter la típica patada con voltereta 360 de
Alice en la que notamos el arnés perfectamente, aunque no esté… ¿Sello de la
casa? Puede ser. (Yippee-Ki-Yay, Motherfucker!)
Mis colegas han criticado mucho que las escenas de acción
tienen demasiado movimiento de cámara, llegando incluso a no entenderse lo que
se está viendo. A ver, es cierto, pero a mí no me ha molestado… me ha recordado
un poco a cuando la gente criticaba “Hardcore Henry” por lo mismo, y a mí no
me mareó en absoluto cuando la vi. No sé. Cuestión de gustos supongo.
La presión del tiempo. Haz las maletas, que nos vamos a Racoom City:
Uno de los puntos positivos es que Alice cuenta con un reloj
que le marca la cuenta atrás del tiempo que le queda para llevar a cabo su
objetivo. Good, very good. Aparece la urgencia y eso está bien. Sólo le critico
una cosa, ¿Cuánto dura un segundo en la película?... ya sabéis por dónde voy.
El hecho de que Alice deba volver a Racoom City para poner
fin al asunto también es un punto positivo. Una especie de “escena espejo”
final. Volvemos a donde empezó todo. Cliché, diréis algunos, pero a mi parecer
es un elemento técnico narrativo digno. Una convención. No lo veo mal y, además,
Racoom City es Racoom City. ¿No tenéis ganas de volver a ver el pasillo de los láseres?
Pues en esta entrega va a tener cierto protagonismo, ustedes lo disfruten ;)
Hola Claire, ¿qué ha pasado con los demás coprotagonistas?
En efecto, en esta entrega contaremos con la presencia de
Claire Redfield (igual que en las entregas tercera y cuarta). Me parece correcto pero, ¿Qué ha pasado con los demás? ¿Dónde
están Chris Redfield, Leon S. Kennedy, Ada Wong, Jill Valentine…? Ahhh vale,
luchando una guerra contra los monstruos en Washington, junto a lo que queda de la humanidad. Ok, ok…
pero, ¿no me vas a enseñar nada de eso? ¿Por qué no?... Bueno, sabes que te
digo, que casi mejor que no. Que igual hasta me vuelvo a cabrear viendo al de
“Prison Break” con un tío que dicen que es Leon S. Kennedy y que le mete mano a
una que dicen que es Ada Wong. Dejémoslo así, tienes razón (XD).
Wesker, tú antes molabas:
Albert Wesker. Si me dicen que está hecho con CGI, me lo
creo. Pero lo que me jode es que, con lo cabrón que es y con lo difícil de
matar que nos lo pintan en la cuarta entrega, aquí hace el tolai hasta decir
basta. Vale que ahora el Dr. Isaac (Iain Glen) es el malo malísimo, pero macho,
¡que es Albert Wesker! Mola mucho más el niño negro con pistola que
aparece en esta película que Wesker.
Tópicos y giros esperados:
Aunque no me molestan este tipo de cosas en películas de
este palo, creo que debo comentarlas. En primer lugar, se introducen muchos
personajes cuyo único cometido es perecer en según qué momentos de alboroto. Lo
acepto. Alguien tiene que morir para justificar que paguemos esta entrada de
cine.
Aparece el típico notas que está en contra de Alice y luego
se retracta al ver que ella es la polla en vinagre, pero la palma en cuanto ha
cumplido esa función narrativa. El cometido que ha justificado que ese personaje
estuviese en la película. Hay personas que están en el mundo porque tiene que
haber de todo y personajes que están en las películas al servicio de la trama. Este tipo de recursos hacen que se corra el riesgo de que las posibles sorpresas argumentales se vuelvan predecibles y pobres. Cuando te topas con un personaje de este tipo sabes que, en cuanto cambie de parecer, va a dejar de tener utilidad y, por tanto, morirá. Si le das la vuelta, puede ser interesante, pero no ha sido el caso. Además ya hemos visto la desconfianza de algunos supervivientes hacia Alice en otras entregas; como en la cuarta, cuando Alice aterriza su avioneta en la azotea del edificio.
Algo parecido sucede cuando escuchamos “Cuidado Alice, alguien de tu grupo es un traidor”. En el
preciso momento que sonó esa frase, mi colega Javi se giró y me dijo “el
traidor es fulanito, ¿no?” y yo “sí, sí”. Sólo tuvimos que esperar al final de
la peli para corroborar lo obvio… Se trataba del único personaje secundario nuevo cuya traición podría acarrear algún tipo de carga dramática. Sorpresa cero. Para mí esto estuvo muy mal jugado y no fue nada interesante.
Fotografía sacada de la página oficial de Facebook. |
Hay un momento en el que Alice se topa con una moto BMW guapísima,
que está impecable y sola, perfectamente aparcada. Igual que un pastel recién hecho en el medio de un
desierto. Como espectador piensas “venga, tío. Te puedo pasar muchas cosas por
alto, pero no me lo pongas tan difícil”. Sorprendentemente la película te da
una patada en la boca y la existencia de esa moto se justifica de una forma
bastante digna. Eso me gustó.
Yo reconozco que a mí los finales tristes me molan. Entiendo
que lo políticamente correcto o lo recomendable de cara a la producción es
hacer un final “feliz”, pero no por ello lo comparto. A veces la tristeza tiene cierta belleza que puede llegar a ser más reconfortante que la felicidad al uso. En este sentido la
película juega contigo y aunque el final de la historia no me disgusta, no me
hubiese importado que la película se acabase unos minutos antes.
La batalla final. Alice, el Daryl de Resident Evil:
Otro punto positivo de la película es que cierra la historia
de Alice. Al fin comprendemos quién es y de dónde viene. Alice es, quizá, lo
más interesante de las películas de esta franquicia, al tratarse de un personaje
protagonista que no aparece en ninguno de los videojuegos.
En cuanto al malvado Dr. Isaac y los clones, decir que está
bastante bien llevado. Incluso hay una “auto parodia” que a mí, personalmente,
me ha encajado bastante bien.
En resumen, se trata de una película muy en la tónica
general de las anteriores, pero que ha sabido elevar un poquito el nivel para
establecer un final, en mi opinión, bastante digno. Si te han gustado las
demás, también la vas a disfrutar de esta. Ideal para ir a verla con los
colegas después de haberse tomado un par de cañas.
José Luis Modroño.
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