Las series de vampiros no son un fenómeno nuevo, ni, claramente, una moda pasajera. Hace ya diecisiete años (si, lo siento, hace tanto) de que se estrenara Buffy, una serie que, si bien es cierto que iba claramente dirigida al público adolescente, abrió la veda a toda una tropa de series de vampiros. Hoy en día, los amantes de Buffy seguimos sus andaduras en forma de cómic, un tanto relegados de los círculos más comerciales (aunque se pueden comprar en Amazon por unos 12-15€ cada temporada completa). Pero, en su día Buffy fue un éxito mundial que se extendió hasta alcanzar nada menos que siete temporadas y un spin-off (Ángel) de cinco.
Buffy en sus inicios |
La historia (de la televisión) siguió su curso, y numerosas series de vampiros intentaron imitar el éxito de Buffy, con mayor éxito unas que otras. Unas imitaron su corte adolescente, mostrando en pantalla vampiros ''buenorros'' que no han visto en su vida una buena masacre y chicas ''buenorras'' locamente enamoradas de ellos (ningún ejemplo de la gran pantalla se nos viene a la cabeza, jaja). De este corte es, por ejemplo, Crónicas Vampíricas (The Vampire Diaries) que ha sido ya renovada para una sexta temporada, sabiendo lo que vende y vendiéndolo bien (aunque por ahora solo es posible comprar las temporadas de la 1 a la 4).
Más oscuro, aunque conservando todavía ese toque romanticón, es su spin-off: The Originals, cuya primera temporada acaba de terminar. Esta serie se basa en la familia original de vampiros y sus diferencias fraterno-filiales que, lógicamente, pueden verse agravadas por los siglos de aguantarse mutuamente.
Más oscuro, aunque conservando todavía ese toque romanticón, es su spin-off: The Originals, cuya primera temporada acaba de terminar. Esta serie se basa en la familia original de vampiros y sus diferencias fraterno-filiales que, lógicamente, pueden verse agravadas por los siglos de aguantarse mutuamente.
Póster de True Blood |
Otras series de vampiros han preferido alejarse de la versión más infantil y tratar de ofrecer un producto más adulto. Un ejemplo de esta corriente es True Blood, que estrenó el domingo pasado el primer capítulo de su séptima (y última) temporada (ya se puede comprar la temporada anterior). Esta serie conservó el esquema vampiro buenorro/chica buenorra/amor quasi-adolescente, pero trató de añadir a lo largo de sus sucesivas temporadas suficiente sexo y drogas para desmarcarse de las series más adolescentes. Siete años después se ha convertido en una serie dirigida exclusivamente a sus fans más aférrimos (lo cual tampoco parece haberle dado mal resultado), que es razón suficiente para merecerse una oportunidad.
Siguiendo en este mismo estilo más ''adulto'' encontramos Being Human, la historia de un vampiro, un hombre lobo y un fantasma que comparten piso a la par que tratan de llevar unas vidas lo más normal posible. Aunque a priori por su argumento pudiera parecer una serie mala de risa, la serie funciona, tanto en su versión original británica (abajo a la izquierda) como en su remake estadounidense (abajo a la derecha) , logrando un producto muy atractivo y original que se sale completamente de lo que solemos pensar que es una serie de vampiros.
Para terminar, mencionar una serie nueva (se está emitiendo actualmente su primera temporada) que podría adscribirse al género de vampiros y que ejemplifica a la perfección la maduración del mismo. Se llama Penny Dreadful, en referencia a unos folletines de historias de terror que se vendían en Inglaterra en el Siglo XIX al precio de un penique, y viene abalada por la dirección del cineasta español Juan Antonio Bayona (Lo Imposible, El Orfanato). En esta serie no encontrareis vampiros buenorros ni amores adolescentes, pero podréis toparos con la versión más oscura del Doctor Frankestein, con un Dorian Gray de lo más sádico, o incluso con Jack el Destripador o el mismísimo Drácula. Evidentemente, la serie es una mezcla de historias ya existentes, pero es una mezcla bien realizada que consigue enganchar al espectador.
Penny Dreadful |
En la tercera parte de series para este verano hablamos sobre... ¡brujas!.
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